martes, 30 de septiembre de 2008

VIAJAR


Viajar es el mejor antídoto posible contra nacionalismos, independentismos, patriotismos exacerbados y demás retrasos mentales. Asir con determinación una maleta e ir al encuentro de lo tangible, de las personas de carne y hueso. Cada paso dado, cada kilómetro recorrido, nos aleja de calculadas abstracciones mediáticas que nos llenan de odio, xenofobia y prepotencia racial. Nacionalidad: viajante.

lunes, 29 de septiembre de 2008

PALENCIA MON AMOUR

El viaje de regreso a Barcelona ha devenido una tortura inquisitorial: 10 horas encajonado en un vagón de tren sin apenas poder moverme. Empero, la estancia en Palencia ha compensado con creces tamaño suplicio.

En la hermosa María se perfila ya una mujer; una dama excepcionalmente sensible; al tiempo corazón y cabeza. Jesús, que se las sabe todas, luce una poblada barba de inequívoca raigambre paterna: asomo de hombre resuelto e inteligente. El bueno de Oscar, recién llegado de Cádiz, me detalló su inminente traslado a Castellón y me reveló algún que otro secreto profesional. Mariano me impartió una clase magistral de economía y tuvo a bien obsequiarme con dos botes de miel pura obtenida de su colmenar (nada que ver con esa porquería adulterada que venden en los comercios).

Angelines y Pilar. Punto y aparte. Peaso de mujeres. ¡Qué he hecho yo para merecer tanto! ¡Ya no quedan zagalas así! Hacen que uno se sienta como el mismísimo Rey Pescador. Pilaruca me prestó dos novelas: La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, y La aventura del tocador de señoras, de Eduardo Mendoza. “Ambas son muy buenas. Léelas”. Angelines asiente. No hay más que hablar: las leeré con toda atención.

Visitamos un mercado medieval en la localidad de Ampudia. Dicha feria se hallaba ubicada en una de las principales vías del pueblo. A ambos lados de la misma se alzan sobre columnas de piedra y vigas de madera viviendas típicamente castellanas cuyas fachadas se conservan intactas. Finas telas de colores pendían sobre los balcones, engalanando la calle al través. Dos hileras de tenderetes serpenteaban sobre la acera, atestándola de formas, tonalidades y olores: complementos, utensilios de cocina, herramientas, curiosos objetos decorativos, juguetes tallados en madera, alimentos (¡qué chorizo, Dios!), atuendos diversos, ancestrales ungüentos y hierbas que prometían curar todos los males habidos y un burrito amarrado… a la puerta de un bar. Los tradicionales atavíos de numerosos paseantes hacían de ellos inmejorables figurantes. Un corrillo reía las andanzas del insigne Lazarillo de Tormes. Durante un par horas, pues, transitamos por un recinto que destilaba el aroma de otrora.

Me quedo a solas durante unos minutos con la mamá de Pilar. “A las personas mayores no nos matan los años; nos mata la soledad”. Poco después, Fernando realiza un comentario que me acompañará mientras viva: “Tengo algunos sueños aún. Pero mi mayor ilusión es que me entierren mis hijos”. Ante semejantes sentencias, no me queda otra que permanecer en silencio con la mirada clavada en el asfalto de una ciudad, Palencia, que alberga gentes y parajes hermosísimos. Mil veces gracias a todos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

HUIDA AL AMANECER


Raya un amanecer celeste sobre Barcelona. Llego a casa tras una jornada de trabajo de doce horas. Me iría derechito a la cama. Va a ser que no. Una ducha, un café con leche y volando a la estación de Sants. Debo subir a un tren que ha de llevarme a Palencia, hermosa ciudad donde las haya. Si Dios quiere, me reencontraré con Angelines, Pilar, María, Jesús, Pablo, Mariano y Fernando. Echaré una cabezadita en el tren, pues. Viajar a un ignoto paraíso bien merece la vigilia.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

DORADA AL HORNO PARA DOS PERSONAS


Querida cocinera del Kilómetro 1075:

Charlar contigo conlleva, ya de buenas a primeras, darse de bruces con uno mismo. Allí donde otras chicas son espejismo, tú eres espejo. Quedan a la intemperie mis contradicciones, mis limitaciones, el frágil andamiaje que me sostiene. “Nadie es mejor que nadie” –canta el genio, llamándonos a las filas de la insurrección-. Posiblemente así sea. Sin embargo, este denodado esfuerzo tuyo lo he percibido en contadas mujeres. Gracias por haberme hecho un huequecito en tu preciosa alma. Espero seguir dándote la tabarra durante tus próximas 57.629 reencarnaciones.

Un abrazo muy fuerte para Samuel y para Javi.

Cuídate musho, quilla.

Un catalán loco.

PD: si bien sabe Dios cuánto tiempo tardaré, escribiré esa novelita.

martes, 23 de septiembre de 2008

EL JUEGO DEL ÁNGEL

Leo El juego del ángel. Estupenda novela, si bien algunos pasajes de la misma me resultaron un tanto plomizos y enrevesados. Carlos Ruiz Zafón ha depurado sus floridas formas sintácticas, algo indigestas en determinados tramos de las excelentes Marina (1999) y La sombra del viento (2001). Apabullante talento del escritor barcelonés para la descripción de atmósferas físicas y emocionales. Diálogos que rezuman humor y humanidad. Romanticismo a raudales. Un epílogo a todas luces magistral. Ya quisiéramos algunos.

domingo, 21 de septiembre de 2008

PABLO NERUDA, POEMA Nº 20


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como esta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,y estos sean los últimos versos que yo le escribo.