skip to main |
skip to sidebar
Sábado. 6:20 de la mañana. Finalizada mi jornada de trabajo, regreso a casa en metro. Un grupo de veinteañeros canta, al unísono, Don’t Stop Believing, la bellísima canción de Journey. Mis oídos no dan crédito a lo acontecido, por cuanto insólito. Me emociono, y, por lo bajini, canto el tema con ellos.
(Reencontrada Lourdes. Amante, hermana y amiga. Don’t Stop Believing, por favor. Te quiero).
¡ Copa, Lliga i Champions...!
Si residís en Barcelona, tenéis una cita teatral ineludible con L’habitació de Verònica (La habitación de Verónica). Dicha obra está basada en un texto de Ira Levin (1929-2007), célebre dramaturgo y novelista estadounidense cuyos trabajos han dado pie a logradas propuestas cinematográficas: véanse La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968) y Los niños del Brasil (Franklin J. Shaffner, 1978). La pieza, dirigida por Hèctor Claramunt e interpretada por unos excelentes Lluís Soler, Mercè Montalà, Miquel Sitjar y Silvia Marty, toma un singular punto de partida narrativo: Susan y Larry, dos jóvenes que acaban de iniciar una relación sentimental, reciben una insólita proposición por parte de una pareja de mediana edad: dado el asombroso parecido que la primera mantiene con Verónica Brabissant, una niña finada años atrás, éstos últimos, otrora sirvientes de la misma, le ruegan que se persone en la añeja mansión de los Brabissant, haciéndose pasar por la extinta, a fin de consolar a la afligida hermana de aquélla, la cual, a causa del severo trastorno mental que padece, cree que Verónica aún está viva y que no quiere saber nada de ella. Ante vosotros, un elaborado relato de misterio en el que destaca –amén de la ya citada labor actoral- un inteligente empleo dramático de la canción de Leonard Cohen Suzanne y del espacio escénico, del que se va apoderando, paulatinamente, una atmósfera malsana. Patética y cruel al tiempo, L’habitació de Verònica desemboca en un sorprendente (y desolador) desenlace. Apenas si permanecerá unos días más en cartel; no desaprovechéis tamaña oportunidad.
Pase lo que pase esta noche, para mí sois los mejores.Força Barça!
Estaba yo hablando con un sacerdote católico y un muchacho musulmán durante un almuerzo. Cuando el camarero pasaba con una bandeja, todos se servían, menos el musulmán, que hacía el ayuno anual prescrito en el Corán.
Cuando terminó el almuerzo y salieron las personas, uno de los convidados no dejó de criticar:
-¡Fíjese qué fanáticos son los musulmanes! Menos mal que ustedes nada tienen en común con ellos.
-Sí que tenemos –dijo el padre-. Él intenta servir a Dios igual que yo. Sólo que seguimos diferentes leyes.
Y concluyó:
-Es una lástima que las personas sólo vean las diferencias que las separan. Si mirasen con más amor, discernirían principalmente lo que tienen en común… y la mitad de los problemas del mundo quedarían resueltos.
El católico y el musulmán, Paulo Coelho
No permitas que otros recorran el sendero por ti.
Otros podrán recorrerlo contigo, pero nadie puede hacerlo por ti.
Acéptate y acepta tus acciones. Sé dueño de tus pensamientos.
Exprésate cuando te hayas equivocado y pide disculpas.
Conoce tu sendero en todo momento. Para ello debes conocerte
por dentro y por fuera, aceptar tus puntos fuertes y tus flaquezas,
y crece cada día con honestidad, integridad, compasión,
fe y hermandad.
Tecumseh, jefe de la tribu amerindia Shawnee
Llegado a tales alturas del partido, mi capacidad de sorpresa resta prácticamente intacta. Una de las cosas que más me sorprende es mi descomunal egoísmo. ¿Estoy condenado a repetir, una y otra vez, los mismos errores?
No te quedes inmóvil al borde del caminono congeles el júbilono quieras con desganano te salves ahorani nuncano te salvesno te llenes de calmano reserves del mundosólo un rincón tranquilono dejes caer lo párpadospesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo pero sipese a todo no puedes evitarlo y congelas el jubilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempoy te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
No te salves, Mario Benedetti
http://www.youtube.com/watch?v=nOWdx6UlXDw
Descansa en paz junto a tu Luz, Mario.
(Gracias. 39 años Gracias).
Es cierto, Fernando: ya no escribo tanto como antaño. Ocurre, simplemente, que mi alma –con la que trato de llevarme lo mejor posible- me pide hacer otras cosas, entre ellas daros a conocer los versos de mis admirados poetas y cantar las gestas de mi amado Barça. Amén de ello, mi trabajo, por lo común harto rutinario, me ocupa bastante tiempo, buena parte del cual lo paso a solas conmigo mismo, lejos del mundanal ruido e inmerso en la alta madrugada, creciendo acaso un poco anacoreta, que diría mi querido Miquel Martí i Pol. Así pues, cuando dispongo de unas horas libres, la última cosa que me apetece hacer es recluirme en mi habitación, ante la pantalla del ordenador. Ello me conduciría, irremisiblemente, a un estado de depresión galopante. Opto, pues, por llevar a cabo otras actividades: viajar, irme de parranda con los amigotes, hacer ejercicio (me he aficionado bastante al spinning), ver fútbol, leer un poquillo, ir al cine y al teatro, escuchar música, practicar la meditación y, si me dejan, jugar a papás y a mamás. Además, quiero aprender a hablar la lengua árabe y a catar vinos. Pese a todo, Back to Camelot continuará su andadura… de un modo u otro.
Así son las cosas y así te las he contado.
Un fuerte abrazo desde Barcelona.
Barça! Barçaaaa!! BARÇAAAAAAAA!!!! CAMPIONS!!!! AQUEST ANY, SÍ!!!! I EL PROPER, TAMBÉ!!!! SOM ELS MILLORS!!!!
¡Campeones, campeones, oe, oe, oe...!
Si nos pusiésemos en el lugar de otras personas, desaparecerían la envidia y el odio que muchas veces sentimos hacia ellas.
Y si pusiéramos a otros en nuestro lugar, el orgullo y la presunción disminuirían muchísimo.
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832)
Me envuelvo en tu recuerdocomo en nieblas secretas que me apartan del mundo.En la calle sonrío al amigo que pasa,y nadie,nunca nadieadivinó mi muerte bajo aquella sonrisani el frío sin consuelo de mis ojos que cieganpidiendo de los tuyos más desdén,más veneno.Ahora que la tarde se derrumba en las sombras,y que el libro de versos resbala por mis manos,ahora que la lluvia llora por los cristalesde mi ventana,y llanto va a caer de mis ojos,antes de que una mano encienda la doradallama de mi quinqué,dime si tú no sueñas en tu balcón, ahoraque la lluvia nos une a los dos con sus lágrimas,o si sobre el teclado de tu piano oscuroagoniza Chopinbajo tus manos trémulas.Nunca sabrás el loco deseo que me torturade cautivar tus labios bajo mi boca ávida,y sentir el latido de tu sien en mi manoaprisionada como un pájaro aterido.Pero no sabrás nunca nada de mi deseo.Nada de cuando pienso desgarrar con mis dienteslos azules canales de tus venasy juntosmorirnos desangrados, confundidas las sangres.Pero estamos ajenos.Yo sigo en mi ventana,y tú soñando en otro mientras Chopin suspira,ahora que aún no arde en mi quinqué la luzy que a los dos nos une la lluvia con sus lágrimas.
Elegía, de Pablo García Baena
¡Viva la madre que te parió, Andrés!
Por haber vivido intensamente su vida,
la hierba seca aún llama la atención de quien pasa.
Las flores sólo florecen
y lo hacen lo mejor que pueden.
El lirio blanco en el valle, que nadie ve,
no necesita explicar nada a nadie;
vive sólo para la belleza,
pero los hombres no pueden convivir con el “sólo”.
Si los tomates quieren ser melones,
se transformarán en una farsa.
Mucho me asombra
que tanta gente esté ocupada
en querer ser quien no es:
¿qué gracia tiene transformarse en una farsa?
No necesitas fingir que eres fuerte,
no debes probar siempre que todo va bien,
no puedes preocuparte de lo que piensen los otros,
llora, si lo necesitas,
es bueno llorar hasta que no quede ni una lágrima
(pues entonces podrás volver a sonreír).
Mitsuo Aida, poeta y calígrafo japonés.
Campeón por decreto... futbolístico.