martes, 30 de junio de 2009

FERNANDO PESSOA (1888-1935)

Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...

Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.

Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...

Cuando ella pasa, Fernando Pessoa
(Versión de Rafael Díaz Borbón)

lunes, 29 de junio de 2009

MICHAEL JACKSON (1958-2009)

La triste noticia del fallecimiento de Michael Jackson me sorprendió el pasado viernes de camino a Málaga. Nunca he sido un fan del mentado artista. Baste señalar al respecto que no dispongo ni de una sola de sus grabaciones –lo cual, dicho sea de paso, se me antoja un sonoro disparate, habida cuenta de la incuestionable calidad de las mismas-. Ahora bien, ello no me impide reconocer la genialidad, a toda luz apabullante, del autor de Thriller (1982). Porque si el manido calificativo de genio cobra sentido en la persona de alguien, qué duda cabe que es en la de Michael Joseph Jackson (nacido en la localidad estadounidense de Gary, Indiana, el 29 de agosto de 1958). Cantante, bailarín, coreógrafo, compositor, letrista, arreglista, productor… Jackson era un superdotado, una unidad entre un millón. Lo parieron y rompieron el molde. Si todos aquéllos que tanto se cebaron con Jacko en el pasado hubiesen tenido una millonésima parte del talento que él atesoraba, otro gallo nos hubiese cantado. Ciertamente. Demasiada sensibilidad la suya para un mundo, por lo común, regido por lo mediocre. Confieso abiertamente que, al ver el féretro de la estrella descender de la ambulancia que lo transportaba, sentí unas enormes ganas de llorar. Apenas si sumaba 50 años de edad. ¡Cuántas canciones imperecederas nos podía haber seguido regalando!

Descansa en paz, Michael. Jamás te olvidaremos. No ha habido en la historia de la música contemporánea nadie, absolutamente nadie más grande que tú. Descubro ahora, en el preciso momento en el que escribo estas líneas, que, a fin de cuentas, siempre he sido un incondicional tuyo.


jueves, 25 de junio de 2009

NOTAS SOBRE LISBOA

A orillas del río Tajo, el majestuoso Arco Triunfal de la Plaça do Comércio se erige en puerta de entrada a la Baixa lisboeta, barrio de trazado cuadricular ideado por el Marqués de Pombal a resultas del terremoto que destruyera la práctica totalidad de la urbe en el año 1755. En dicho enclave se alzan, guardando una escrupulosa homogeneidad, señoriales edificios de viviendas cuyas fachadas, hoy visible y lamentablemente deterioradas, retrotraen al visitante al esplendoroso pasado capitalino.

La Rua Augusta, atestada de comercios, y el Rossio (nombre popular que recibe la Plaça D. Pedro IV) devienen igualmente puntos neurálgicos de dicha parte de la ciudad. Asimismo, os recomiendo que toméis el elevador de Santa Justa, el cual llama poderosamente la atención, tanto por sus dimensiones como por su singular estructura de metal forjado, rematada con vistosas filigranas; tal ascensor, cuyo diseño neogótico data de principios del siglo anterior, os facilitará un rápido acceso al Bairro Alto, sito, como su propio nombre indica, en la parte alta del centro de Lisboa.

Llegados allí, resulta de todo punto aconsejable tomar una bebida en una de las numerosas terrazas de los cafés de los concurridos Rua Garret y Largo do Chiado; sentado ante una de las mesas del popular A Brasileira –ruego reparéis en su preciosa fachada de estilo art noveau-, el gran, grandísimo poeta luso Fernando Pessoa (1888-1939), apenas si advertido entre el incesante tránsito de lugareños y visitantes, os invita a sentaros junto a él; la escultura, esmeradamente trabajada en bronce, es obra de Lagoa Henriques. A pocos pasos de ésta, en la Rua do Alecrim, una estatua dedicada a otro insigne escritor portugués, Eça de Queirós (1845-1900), constituye una bellísima muestra simbolista (cabe decir al respecto que es común en la capital la presencia de motivos simbolistas, para deleite de un servidor).

Al otro lado de la ciudad, la barriada de Alfama se levanta sobre las colinas, al pie del Castelo de São Jorge. La impecable geometría de la Baixa contrasta abruptamente con este laberinto de callejas, cuyo trazado recuerda al de las kasbahs árabes. Antaño lugar de residencia de las clases más favorecidas, hoy el vecindario de Alfama alberga a una población humilde que tiende sus ropas al sol y a las miradas foráneas. Una amalgama de olores procedentes de cocinas desconchadas se derrama sobre las estrechas aceras alfamenses. Enfocada al turismo, abundan en la zona las tabernas, los restaurantes (algunos de ellos localizados en recoletas plazas) y las tiendas de recuerdos. Amén del mentado castelo, recinto amurallado punteado por almenas, torres y amplios portones en el que residieran el rey Alfonso Henriques y su esposa Mafalda de Saboya tras el sitio de Lisboa, allá en el año 1147, disfrutaréis de unas magníficas vistas de la ciudad desde los miradouros de Graça y de Santa Luzia. Ubicada igualmente en dicho espacio, la Sé (catedral) muestra un espléndido frontispicio románico, si bien el interior de la misma no me pareció tan hermoso como el de otras iglesias locales (la capital de la República Portuguesa rebosa de lugares sacros, en los que, a diferencia de nuestra tradición religiosa, que rinde culto al Cristo crucificado, toma como figura central devota al Cristo de los Pasos, quien, postrado de rodillas y ataviado con una túnica de color lila, carga una pesada cruz sobre sus espaldas).

Subidos en uno de esos añejos y entrañables tranvías que se deslizan sobre la calzada lisboeta – ¡cuánto hubieses disfrutado, Ricard, amigo mío!- llegaréis a Belém, bordeando el caudaloso Tajo. Tal distrito ha devenido uno de los centros culturales más importantes de la metrópoli. El Mosteiro dos Jerónimos, con su claustro manuelino, el Monumento a los Descubrimientos, imponente escultura de piedra de 52 metros de altura que honra la memoria de Enrique el Navegante y de todos aquéllos que participaron en los descubrimientos acaecidos casi seis siglos atrás, la Torre de Belém, antaño fortaleza defensiva edificada sobre las aguas, y el Museu Nacional dos Coches, que alberga la mejor colección de carruajes de toda Europa, figuran entre las excelencias del conjunto belenense.

Harto recomendable, asimismo, es arribarse a la Serra de Sintra, lo cual resulta del todo factible, habida cuenta de que desde la céntrica estación del Rossio cada veinte minutos sale un tren en dicha dirección. A lo largo de una apretada jornada, tuve ocasión de visitar el Castelo dos Mouros, recinto fortificado árabe del siglo VIII de serpenteantes murallas, el exótico Palácio da Pena –diríase directamente extraído de un cuento de hadas- y el Palácio Nacional, ubicado en plena villa de Sintra.

Llegaos, pues, a Lisboa, viajantes.

PS: Mañana me largaré a Málaga a pasar unos diítas; pero ésa, definitivamente, es otra historia.

domingo, 14 de junio de 2009

LISBOA STORY

Rumbo hacia Lisboa… Ya os contaré.

sábado, 13 de junio de 2009

OSCAR ACOSTA (1933)

De tu rostro purísimo y resplandeciente
surge una luz silenciosa
que todo lo desnuda, descubre
paraísos y mares de ceniza,
oculta sombras con su bella campana
y vuela como un pájaro.
Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,
tratar de ignorarlo es vivir
a ciegas, dando tumbos;
no es necesario volver a decir
que tu rostro nos promete un reino
en un universo inmóvil y destruido.

El rostro, Oscar Acosta, poeta, político y diplomático hondureño.

miércoles, 10 de junio de 2009

SER UN HOMBRE

Barrio de Gràcia. Barcelona. 6:30 de la mañana. Un viandante discute acaloradamente con un barrendero. Ambos se hallan a una considerable distancia. Crece la confrontación. De repente, el primero, cuyo rostro supura agresividad, se planta frente al limpiador callejero y se encara con el mismo. A viva voz, le espeta que, si es hombre, le vuelva a repetir lo que le ha dicho. Ante la silenciosa negativa de su contendiente, la furibunda bestia, otrora ser humano, prorrumpe, en victorioso ademán: “No eres hombre”.

Líbreme Dios de juzgar conductas ajenas, pues bastante tengo con las mías. Mas le suplico de rodillas al Santo Padre que me ayude a desarrollar una masculinidad alternativa.


Amén.

martes, 9 de junio de 2009

AMADO NERVO (1870-1919)

¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?
Se extinguió en el poniente el manso fuego,
y tú que me decías: "Hasta luego,
volveré por la noche"... ¡No volviste!

¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Qué nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.

El celaje, Amado Nervo

domingo, 7 de junio de 2009

LOS VIEJOS ROCKEROS NUNCA MUEREN

Regreso a casa a las tantas tras haber presenciado la actuación de AC/DC en el Estadio Olímpico de Barcelona. No ha sido la primera vez que he visto a la legendaria banda australiana en vivo: disfruté del show de la gira de The Razor’s Hedge, el 25 de septiembre de 1991, también en el Olímpico barcelonés, y de un memorable concierto de presentación del disco Ball Breaker en el anexo Palau Sant Jordi, un 2 de julio de 1996. Ellos fueron, allá en 1982, el primer grupo de rock que me llevé a los oídos, contando con apenas doce diciembres. Recuerdo cuando, en compañía de mi chica preferida, es decir, de mi guapísima madre, crucé la entrada de una tienda de discos que otrora había en mi barrio para hacerme con el magistral Back in Black (1980), nada menos que en casete, en el día de mi cumpleaños. ¡Cuántas veces llegué a escuchar tal grabación! No os lo creeríais. Mediadas casi tres décadas –Dios, cómo pasa el tiempo-, los creadores de Higway to Hell (1979) han devenido una más que digna y profesional formación que, en aras de la veneración que les profesan sus fieles fans, se deja la piel sobre el escenario. Puede que el bueno de Brian Jhonson –quien suma ya 61 tacos- ande un tanto mermado de facultades vocales; es posible, asimismo, que Angus Young –nacido en la ciudad escocesa de Glasgow en el año 1955- ya no derroche el caudal de energía de antaño. ¿Y qué? Ya quisieran muchos jóvenes atesorar semejante cantidad de brío y entusiasmo. Aún hoy siguen siendo inmensos, portentosos, inimitables; los mejores en su estilo. Y siento una enorme deuda de gratitud hacia ellos.

¡Angus, Malcom, Brian, Phil, Cliff, no os muráis nunca!


jueves, 4 de junio de 2009

RAFAEL ALBERTI (1902-1999)

Cuando tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar en primavera.
Fue como si llegara al más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en ti los más lucidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.

Yo aprendí a descansar sobre tus hombros
y a descender por ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.

Porque habías al fin aparecido.

Retornos del amor recién aparecido, Rafael Alberti

lunes, 1 de junio de 2009

MIQUEL MARTÍ I POL (1929-2003)

Ben poca cosa tens:
La taula i uns quants llibres,
l’enyor d’ella, que és lluny
i tampoc no l’oblides,
i aquest silenci,
dens de paraules no dites.
Si ara escrius, a recer
de tanta melangia,
et perdràs pels camins
d’una tristor benigna,
la veu se’t tornarà
poruga i malaltissa
i a cada mot creuràs
que perds un tros de vida.
Deixa-ho tot. Al carrer
fa una tarda tranquil·la.
Camina.
Hi ha la gent
per fer-te companyia.
No et refusis a cap
dels horitzons que et criden.
Quan tornis, tot serà
més assenyat i digne.
No hauràs oblidat res
–no és més lliure qui oblida–,
però duràs les mans
plenes de llum fresquíssima.

Ben poca cosa tens, Miquel Martí i Pol