domingo, 26 de abril de 2009

LA MARCA DE LA MENTIRA

El Barça arrancó ayer un valioso empate de Mestalla. El equipo de Pep Guardiola tuvo que vérselas con un aguerrido rival y con un ambiente harto hostil (ambos, conjunto y afición valencianista, protestaron airadamente la práctica totalidad de decisiones arbitrales contrarias a sus intereses). Por otra parte, el Real Madrid se juega la Liga esta tarde en el Sánchez-Pizjuán de Sevilla. Presumo que los merengues, con total independencia del marcador que pueda llegar a registrarse, van a tener que afrontar pareja hostilidad, pues, más allá de los trascendentales puntos que se hallan en juego para los dos contendientes, a nadie escapa la antipatía que Juande Ramos (y, por ende, su actual equipo) despierta en el Nervión.

Soy barcelonista a ultranza. Ya lo sabéis. Pero, por extraño que pueda parecer a algunos, no me considero del todo antimadridista. Me explico. En el marco de la competición española, deseo, a poder ser, que el Real Madrid sufra el mayor número de derrotas posibles. La razón de ello es bien sencilla: es nuestro máximo rival; cada punto que ellos pierden, lo ganamos nosotros; así de simple. En cambio, de hacerse dicho club con una copa europea por la que no compite ningún otro conjunto español, experimento una moderada dosis de alegría. ¿Patriotismo? Patria es humanidad, que diría Mario Benedetti. Por descontado. Sin embrago, ¡qué queréis que os diga!, por razones culturales, idiomáticas e históricas me siento, de entrada, un poquito más cerca de un madrileño, de un sevillano o de un palentino que de un senegalés, un alemán o un japonés. Sea como fuere, quiénes me conocen saben que no practico ningún tipo de discriminación xenófoba (entre otros, tengo amigos venezolanos, ecuatorianos, argentinos, marroquíes, griegos…).

Es de aplaudir, asimismo, que el mismo Juande Ramos y futbolistas tan prestigiosos como Raúl y Casillas hayan elogiado el juego practicado por el Fútbol Club Barcelona a lo largo del presente ejercicio. Ello dice mucho a favor de los citados. Estoy seguro, además, de que los buenos aficionados madridistas saben reconocer, ni que sea a regañadientes, las excelencias de Guardiola y sus pupilos (sin ir más lejos, recuerdo, hace tres años y medio, a un sector del Bernabéu puesto en pie aplaudiendo un gol de Ronaldinho). Es por eso que resulta poco menos que una inocentada a destiempo que el diario Marca especule con la posibilidad de que los árbitros, a resultas de las directrices marcadas por la Real Federación Española de Fútbol, ayudan al Barça. A eso yo lo llamo huir de estudio, si no actuar de manera miserable. Hablando en términos estrictamente futbolísticos (que no resultadistas), el equipo catalán está, hoy por hoy, muy por encima de cualquier otro conjunto nacional. Que no le busquen tres pies al gato, por favor. El deporte de competición se rige por ciclos: hoy le toca el turno al Barça; mañana le tocará al Madrid. Cabe relativizar, pues, toda forma de entusiasmo desmedido; cabe guardar, huelga decirlo, todo respeto al rival. Pero ello no obvia el mérito, a toda luz incuestionable, de Josep Guardiola, un hombre de cabeza primorosamente amueblada que ha sabido “resucitar” a un equipo que, a tenor de los procesos sufridos durante los últimos tiempos, parecía estar abocado a un largo proceso recuperativo, cuando no de estancamiento. Todavía no se ha ganado nada; se pueden perder los tres títulos que se hallan en juego; es cierto. Pero, al margen del desarrollo que puedan tomar los acontecimientos, El noi de Santpedor y mi Barça merecen una sonora ovación y, sobre todo, un poco más de respeto.

PS: a Pepe se le fue la olla. Es cierto. Merecía una sanción ejemplar. Verdad. Ahora bien, ayer la cagó uno que juega en el Madrid; mañana puede ocurrir otro tanto con un futbolista azulgrana. ¿Qué diremos los culés entonces? ¿Acaso, en mayor o menor medida, no cometemos todos errores? Sin ir más lejos, yo suelo cometer una media de 4.483.291’63 de pifias diarias, algunas de ellas flagrantes. ¿Han pensado por un solo momento quiénes demonizan al futbolista luso-brasileño que, por más profesional que éste sea, es humano y que, dada la trascendencia del partido, estaba sometido a una presión tremenda? Quien esté libre de falta, que tire la primera piedra. Elevamos a una persona a los altares de la divinidad y luego la arrojamos en picado al abismo. Que venga Dios y lo vea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy madridista y malaguista por voluntad propia. No me escudo en subterfugios para justificar mi amor por los colores merengues y malacitanos. Ahora bien, esta temporada el Barcelona juega mejor que el Madrid y aspira por derecho propio a conquistar tres títulos. El desenlace final está próximo a producirse.¡Que gane el mejor! ¡Y hala madrid! Juan Antonio

The Fisher King dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario. Força Barça! (¡ja, ja, ja!).