jueves, 25 de septiembre de 2008

HUIDA AL AMANECER


Raya un amanecer celeste sobre Barcelona. Llego a casa tras una jornada de trabajo de doce horas. Me iría derechito a la cama. Va a ser que no. Una ducha, un café con leche y volando a la estación de Sants. Debo subir a un tren que ha de llevarme a Palencia, hermosa ciudad donde las haya. Si Dios quiere, me reencontraré con Angelines, Pilar, María, Jesús, Pablo, Mariano y Fernando. Echaré una cabezadita en el tren, pues. Viajar a un ignoto paraíso bien merece la vigilia.

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