skip to main |
skip to sidebar
Rumbo hacia Lisboa… Ya os contaré.
De tu rostro purísimo y resplandecientesurge una luz silenciosaque todo lo desnuda, descubreparaísos y mares de ceniza, oculta sombras con su bella campanay vuela como un pájaro. Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,tratar de ignorarlo es vivira ciegas, dando tumbos;no es necesario volver a decirque tu rostro nos promete un reinoen un universo inmóvil y destruido.
El rostro, Oscar Acosta, poeta, político y diplomático hondureño.
Barrio de Gràcia. Barcelona. 6:30 de la mañana. Un viandante discute acaloradamente con un barrendero. Ambos se hallan a una considerable distancia. Crece la confrontación. De repente, el primero, cuyo rostro supura agresividad, se planta frente al limpiador callejero y se encara con el mismo. A viva voz, le espeta que, si es hombre, le vuelva a repetir lo que le ha dicho. Ante la silenciosa negativa de su contendiente, la furibunda bestia, otrora ser humano, prorrumpe, en victorioso ademán: “No eres hombre”.
Líbreme Dios de juzgar conductas ajenas, pues bastante tengo con las mías. Mas le suplico de rodillas al Santo Padre que me ayude a desarrollar una masculinidad alternativa. Amén.
¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?Se extinguió en el poniente el manso fuego,y tú que me decías: "Hasta luego,volveré por la noche"... ¡No volviste!¿En qué zarzas tu pie divino heriste?¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?¿Qué nieve supo congelar tu apegoy a tu memoria hurtar mi imagen triste?¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,de mi balcón atalayando vivoel campo verde y el confín brumoso.Y me finge un celaje fugitivonave de luz en que, al final reposo,va tu dulce fantasma pensativo.El celaje, Amado Nervo
Regreso a casa a las tantas tras haber presenciado la actuación de AC/DC en el Estadio Olímpico de Barcelona. No ha sido la primera vez que he visto a la legendaria banda australiana en vivo: disfruté del show de la gira de The Razor’s Hedge, el 25 de septiembre de 1991, también en el Olímpico barcelonés, y de un memorable concierto de presentación del disco Ball Breaker en el anexo Palau Sant Jordi, un 2 de julio de 1996. Ellos fueron, allá en 1982, el primer grupo de rock que me llevé a los oídos, contando con apenas doce diciembres. Recuerdo cuando, en compañía de mi chica preferida, es decir, de mi guapísima madre, crucé la entrada de una tienda de discos que otrora había en mi barrio para hacerme con el magistral Back in Black (1980), nada menos que en casete, en el día de mi cumpleaños. ¡Cuántas veces llegué a escuchar tal grabación! No os lo creeríais. Mediadas casi tres décadas –Dios, cómo pasa el tiempo-, los creadores de Higway to Hell (1979) han devenido una más que digna y profesional formación que, en aras de la veneración que les profesan sus fieles fans, se deja la piel sobre el escenario. Puede que el bueno de Brian Jhonson –quien suma ya 61 tacos- ande un tanto mermado de facultades vocales; es posible, asimismo, que Angus Young –nacido en la ciudad escocesa de Glasgow en el año 1955- ya no derroche el caudal de energía de antaño. ¿Y qué? Ya quisieran muchos jóvenes atesorar semejante cantidad de brío y entusiasmo. Aún hoy siguen siendo inmensos, portentosos, inimitables; los mejores en su estilo. Y siento una enorme deuda de gratitud hacia ellos.
¡Angus, Malcom, Brian, Phil, Cliff, no os muráis nunca!
Cuando tú apareciste, penaba yo en la entraña más profundade una cueva sin aire y sin salida. Braceaba en lo oscuro, agonizando, oyendo un estertor que aleteaba como el latir de un ave imperceptible. Sobre mí derramaste tus cabellos y ascendí al sol y vi que eran la aurora cubriendo un alto mar en primavera. Fue como si llegara al más hermosopuerto del mediodía. Se anegaban en ti los más lucidos paisajes: claros, agudos montes coronados de nieve rosa, fuentes escondidas en el rizado umbroso de los bosques. Yo aprendí a descansar sobre tus hombros y a descender por ríos y laderas, a entrelazarme en las tendidas ramas y a hacer del sueño mi más dulce muerte. Arcos me abriste y mis floridos años recién subidos a la luz, yacieron bajo el amor de tu apretada sombra, sacando el corazón al viento libre y ajustándolo al verde son del tuyo. Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo que no penaba en una cueva oscura, braceando sin aire y sin salida. Porque habías al fin aparecido.Retornos del amor recién aparecido, Rafael Alberti
Ben poca cosa tens: La taula i uns quants llibres, l’enyor d’ella, que és lluny i tampoc no l’oblides, i aquest silenci, dens de paraules no dites. Si ara escrius, a recer de tanta melangia, et perdràs pels camins d’una tristor benigna, la veu se’t tornarà poruga i malaltissa i a cada mot creuràs que perds un tros de vida. Deixa-ho tot. Al carrer fa una tarda tranquil·la. Camina. Hi ha la gent per fer-te companyia. No et refusis a cap dels horitzons que et criden. Quan tornis, tot serà més assenyat i digne. No hauràs oblidat res –no és més lliure qui oblida–, però duràs les mans plenes de llum fresquíssima.
Ben poca cosa tens, Miquel Martí i Pol