domingo, 12 de octubre de 2008

EL SEU CARRER

El meu carrer
El meu carrer
és fosc i tort,
té gust de port
i nom de poeta.
Estret i brut,
fa olor de gent
i té els balcons plens
de roba estesa.

El meu carrer
no val dos rals:
són cent portals
trencats a trossos
i una font on
van a abeurar
infants i gats,
coloms i gossos.

És un racó on mai no entra el sol,
un carrer qualsevol.

El meu carrer
té cinc fanals
perquè els xavals
llancin pedrades.
Hi ha una pensió
i tres forns de pa,
i un bar
a cada cantonada.

El meu carrer
és gent d'arreu
que penca i beu,
que sua i menja,
i es lleven amb
el primer sol,
i van al futbol
cada diumenge,

o a fer esparral al volantí,
o a fer un dòmino amb vi.

El meu carrer
és un infant
que va berenant
pa amb oil i sucre,
i juga a daus
i a «cavall fort»,
mig bo, mig bord
escolà i cuca.

El meu carrer
del barri baix
viu al calaix
de les baldufes,
amb patacons,
i l'album «Nestlè»
i ells trossos
d'una vella estufa.

I a poc a poc se'm fa malbé
el meu carrer.

Mi calle
Mi calle
es oscura y torcida,
tiene sabor a puerto
y nombre de poeta.
Estrecha y sucia,
huele a gente
y tiene los balcones llenos
de ropa tendida.

Mi calle
no vale dos reales:
son cien portales
rotos a pedazos
y una fuente donde
van a beber
niños y gatos,
palomas y perros.

Es un rincón donde nunca entra el sol,
una calle cualquiera.

Mi calle
tiene cinco faroles
para que los chavales
tiren pedradas.
Hay una pensión
y tres panaderías,
y un bar
en cada esquina.

Mi calle
es gente de todas partes
que curra y bebe,
que suda y come,
y se levantan con
el primer sol,
y van al fútbol
cada domingo,

o a pescar mojarras al volantín,
o a jugar un dominó con vino.

Mi calle
es un niño
que va merendando
pan con aceite y azúcar,
y juega a los dados
y a «cavall fort»,
a veces bueno, a veces borde,
monaguillo y pillo.

Mi calle
del barrio bajo
vive en el cajón
de las peonzas,
con los cromos
y el álbum «Nestlé»
y los trozos
de una vieja estufa.

Y poco a poco se me va estropeando
mi calle.


En compañía de mi madre y de mi abuela, me dirijo al número 95 de la Calle del Poeta Cabanyes, en la barriada del Poble-sec. En dicho emplazamiento se alza un pequeño bloque de pisos. Una sencilla placa de mármol sita en la fachada da fe de que otro poeta, Joan Manuel Serrat, nació allí. Al tiempo que contemplo la vista exterior del inmueble, fantaseo con la niñez del cantautor: quién sabe si entre esas modestas paredes, seis décadas atrás, un mocoso ya tarareaba alguna de las melodías que, años después, canturrearían mi madre y mi tía.


http://es.youtube.com/watch?v=oXkKyJUnTzY

sábado, 11 de octubre de 2008

ROSTRO DE VOS

Queridos Juan Antonio y Patricia:

Este es el poema de Mario Benedetti que os recité de carrerilla aquella tarde gloriosa. Tú, Juan Antonio, redescubriste al amigo; vos, Patricia,… ¡qué sé yo, chamita! Tamaña hermosura benedettiana se llama Rostro de vos.
Gracias a ambos por aceptarme tal cual soy.

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón
tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor
sin un temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos
estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición
mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos
pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada
las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada
ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.

jueves, 9 de octubre de 2008

JOAN MARGARIT

El pare afusellat.
O, com el jutge diu, executat.
La mare, la misèria i la fam,
la instància que algú li escriu a màquina:
Saludo al vencedor, Segundo Año Triunfal,
Solicito a Vuecencia deixar els fills
dins de la Casa de Misericòrdia.

El fred del seu demà és en una instància.
Els orfenats i hospicis eren durs,
però més dura era la intempèrie.
La vertadera caritat fa por.
És com la poesia: un bon poema,
per bell que sigui, ha de ser cruel.
No hi ha res més. La poesia és ara
l'última casa de misericòrdia.

Casa de misericòrdia, Joan Margarit

El padre fusilado.

O, como dice el juez, ejecutado.
La madre, ahora, la miseria, el hambre,
la instancia que le escribe alguien a máquina:
Saludo al Vencedor, Segundo Año Triunfal,
Solicito a Vuecencia poder dejar mis hijos
en esta Casa de Misericordia.

El frío del mañana está en la instancia.
Hospicios y orfanatos fueron duros,
pero más dura era la intemperie.
La verdadera caridad da miedo.
Igual que la poesía: un buen poema,
por más bello que sea, será cruel.
No hay nada más. La poesía es hoy
la última casa de misericordia.

Casa de misericòrdia, poemario del catalán Joan Margarit, ha obtenido el presente Premio Nacional de Poesía. Enhorabona, poeta.

martes, 7 de octubre de 2008

NATURALIDAD

Veo Sangre de Mayo, apreciable película. En las escenas en las que Quim Gutiérrez, protagonista masculino del filme, muestra al desnudo la parte superior de su cuerpo, podemos apreciar la mata de pelo que cubre su torso. ¡Aleluya! ¡Ya era hora de que apareciera en pantalla un hombre sin depilar!

EN ESTOS MOMENTOS


Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, ha asegurado en el Congreso de los Diputados que “en estos momentos no hay nada que ponga en riesgo los ahorros de los españoles”.

Así sea, Sr. Fernández Ordóñez, porque, entre unos y otros, nos tienen acojonados a todos.

domingo, 5 de octubre de 2008

DESCONOCIDAS EMOCIONES

Dos décadas atrás se estrenó en Italia Cinema Paradiso, modesta pero a todas luces hermosa película. Dicha cinta, que, amén de resultar premiada un año después en el Festival de Cannes, ganó el Oscar al mejor filme de habla extranjera en 1990, le reportó a Giuseppe Tornatore, por aquel entonces joven y prácticamente novel realizador cinematográfico, un clamoroso éxito.

Acusado de sentimentaloide y manipulador de emociones por comentaristas curtidos en mil y una vicisitudes vitales (ésos que también arremeten contra Spielberg al tiempo que loan las excelencias dramáticas del director vietnamita de turno), ninguna de las posteriores propuestas del cineasta siciliano, notables algunas, insuficientes otras, caló demasiado hondo en el público. “Del director de Cinema Paradiso nos llega…”. Tal era el reclamo comercial que acompañaba la promoción de dichas obras. Invariablemente.

Pues bien, del aclamado director de Cinema Paradiso nos llega La desconocida, largometraje que me ha desconcertado como ningún otro. Me explico. La película dura 118 minutos. Los primeros 116 me parecen ridículos, torpes, efectistas, redundantes… Empero, ¡qué dos últimos minutos! Pocos finales me han resultado tan hermosos y emotivos. De repente, me puse a llorar como un cocodrilo, sin dar crédito a lo acontecido. De bodrio infumable a maravilla sentida.

Dos preciosos minutos y una llorera no salvan una peli… pero le hacen sentir a uno más vivo.


jueves, 2 de octubre de 2008

LOS EXTRAÑOS

Veo un apreciable filme de terror: Los extraños. Cierto es que determinados pasajes del mismo resultan un tanto predecibles y reiterativos (¡esa puerta golpeada ad infinítum!). Cierto es, igualmente, que le sobran algunas truculencias: manidos efectos sonoros y visuales cuya única finalidad es “asustar”, sin más, al espectador, tal como si éste se hallase en una casa del terror de un parque de atracciones (pienso en la “sorpresa” final, colmo de gratuidad –por no decir de estupidez- que malogra la malsana atmósfera que preside dicha escena); el susto por el susto, vamos. Sin embargo, cuando Bryan Bertino, quien debuta en la dirección con este largometraje, se abstiene de semejantes superficialidades, sustituyendo así el mero espanto por un horror genuino, la peli obra un efecto poco menos que milagroso dado el actual panorama del género terrorífico: dar miedo (verdaderamente espeluznante el instante en el que vemos en primer término al personaje que interpreta una esforzada Liv Tyler al tiempo que al fondo del encuadre se perfila la amenazadora presencia de un sujeto que oculta su identidad cubriendo su cabeza con una especie de saco: la irrupción de lo maligno apenas si es esbozada, mostrada sin énfasis alguno: cine en su más pura esencia). Dos propuestas cohabitan, pues, en Los extraños: la una, vulgar y efectista, en suma, mil veces vista; la otra, sutil, fresca y, ciertamente, inquietante. Una verdadera pena: lo que podía haber sido un peliculón en toda regla deviene una obra algo fallida.