miércoles, 10 de diciembre de 2008

LA EUROPA DEL SIGLO XXI

Leo en El periódico de Catalunya que diversas escenas de Brokeback Mountain, película del realizador taiwanés Ang Lee ganadora de tres premios Óscar, fueron censuradas al ser la misma emitida el pasado lunes por la cadena de televisión italiana RAI 2 (la cual, recordemos, es pública, o séase, financiada con el dinero del pueblo italiano). Al parecer, dicho ente, cual dios todopoderoso, suprimió los pasajes del filme que detallan la relación homosexual que mantienen los dos protagonistas. Ello, amén de resultar un atentado contra la propiedad intelectual, desvirtúa por completo la propuesta, al “convertir” en meros amigos a una pareja gay.

En la Italia del Señor Berlusconi la homosexualidad es una lacra a ocultar.

lunes, 8 de diciembre de 2008

ÁNGEL GONZÁLEZ (1925-2008)

Me basta así (Ángel González)
Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)

http://es.youtube.com/watch?v=NnK12QmBo9Y

domingo, 7 de diciembre de 2008

¿LA BRUJA DE LA FORTUNA?

La edición nocturna de hoy del noticiario de TV3 (uno de los canales de televisión autonómicos catalanes) mostraba la larga cola formada esta mañana frente a la administración de lotería de La Bruixa d’Or (La bruja de Oro), sita en la localidad leridana de Sort. Desde hace un buen número de años, una ingente cantidad de personas acude en “peregrinación” a la misma para comprar décimos del Sorteo Extraordinario de Navidad. Sabido es que cuando las divinidades hacen oídos sordos a nuestros rezos y súplicas sólo nos cabe encomendarnos al milagro del azar. Se dice (lo cual, creo recordar, no es rigurosamente cierto) que no ha rifa navideña que no depare a dicho establecimiento “El Gordo” o algún que otro premio importante. El hecho de que aquél se encuentre ubicado –como he comentado antes- en el municipio ilerdense de Sort (término que en catalán significa “suerte”) ha contribuido, a buen seguro, a engrandecer la leyenda local. Sin embargo, a menudo la realidad, lejos de todo ademán brujesco o prodigioso, deviene una mera cuestión causal: tal administración es, de todas las habidas en el territorio español, la que más billetes despacha de la popular rifa; al parecer, dadas las miles de numeraciones distintas provenientes de La Bruixa d’Or, el índice de probabilidades de que una o varias de éstas resulten premiadas es altísimo. Así, en lo que a cualquiera de nosotros respecta (quienes, a lo sumo y tras no pocos esfuerzos, compraremos un par de décimos), existe idéntica posibilidad de que nos toque un número adquirido al lotero del barrio que uno que nos haya sido vendido por la afamada bruja del Pallars Sobirà. Aunque… ¿No hay cerquita de la citada población catalana una estación de esquí de lo más guay?

viernes, 5 de diciembre de 2008

L'EQUIP DE L'ASSASSÍ

L’equip de l’assassí (Joan Margarit)
Entre els desastres apilats com sacs,
la vida m'ha deixat el teu amor.
Tant se val el silenci de la nit,
el cotxe negre que ha apagat els fars
i el saxo que se sent, fluix, a la ràdio.
El que ha de ser impecable és el dispar:
perillós i certer. Com tu en la meva vida.

El equipo del asesino (Joan Margarit)
Entre tantos desastres amontonados como sacos
la vida me dejó tu amor.
Qué más da el silencio de la noche,
el coche negro que apagó los faros
y el saxo de la radio, puesta a bajo volumen.
Impecable ha de ser sólo el disparo:
certero y peligroso. Como tú en mi vida.

Traducción al castellano: Joan Margarit

miércoles, 3 de diciembre de 2008

HOY NECESITO

Finalmente, Hugo –el muchacho del cual os hablaba ayer- ha tenido que ser ingresado en una unidad de salud mental infantil.

Es medianoche. Mi amiga no logra pegar ojo: el llanto ahogado del chaval atenaza su sueño.

¿Sabéis qué? Hoy necesito.

martes, 2 de diciembre de 2008

ECO

Una amiga mía, asistente social de profesión, me hace saber de un chaval de catorce años que ha sufrido abusos sexuales. Por si ello fuese poco, el muchacho, quien lleva tres meses sin salir a la calle, afirma quererse morir. Mi amiga (una profesional como la copa de un pino) no sabe cómo afrontar dicha situación.

¿Quién puede causar tales daños a un niño? –me pregunto-. ¿Acaso otro niño con cuerpo y facciones adultos igualmente maltratado en su día?

Por más estéril que resulte, el amasijo de limitaciones que me conforma no puede sino intentar racionalizar lo irracional.

lunes, 1 de diciembre de 2008

PELÍCULAS SERIAS

Hay quiénes determinan la calidad de una película o su interés apriorístico en virtud de las temáticas que la misma plantea. Por poner un ejemplo (un tanto pedestre pero ilustrativo a fin de cuentas), para dichos individuos un filme que aborde, pongamos por caso, los estragos de la actual crisis financiera o los desmanes políticos imperantes siempre será más valioso que –sigamos especulando- otro que detalle las andanzas de un vampiro o los avatares de una nave espacial que orbita sobre la superficie de un ignoto planeta. Si bien tal criterio me parece muy respetable, ando lejos de suscribirlo.

Parto de una base que se me antoja incuestionable: el cine puede llegar a ser un arte. Bien es cierto que una ingente cantidad de producciones cinematográficas obedece a intereses meramente económicos (¿acaso no ocurre otro tanto con la música, la literatura, la arquitectura, los diseños urbanísticos e, incluso, la pintura y la escultura?). Pero no lo es menos que, si atendemos a la segunda de las nueve definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española propone sobre semejante término (“Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”) no podemos sino convenir en que la obra de cineastas tales como John Ford, Charles Chaplin, Alfred Hitchcock, Federico Fellini, Frank Capra o Carl Theodor Dreyer evidencia, cuanto menos, una “visión personal que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos y sonoros”. En palabras más llanas: cuando vemos un largometraje de cualquiera de los citados realizadores, participamos de unas formas expresivas propias e intransferibles, de un universo creativo que ninguna otra persona podría darnos a conocer). Harto más discutible me parece el uso de la palabra “desinteresada” (por eso he creído conveniente obviarla en la anterior relectura), por cuanto creo que toda manifestación artística, por más loable que fuere, siempre denota un interés personal, sea éste de la naturaleza que sea.

Comprobamos asimismo que uno de los dos significados que el susodicho diccionario establece para el vocablo “cine” es “Técnica, arte e industria de la cinematografía”. El término “arte” figura en el mismo, pues.

Llegados al punto en que aceptamos que un filme puede, con toda propiedad lingüística, alcanzar cotas artísticas y que el cine, como tal, es un soporte artístico tan válido como puedan ser la pintura, la literatura o la música, es de menester formular unas pocas preguntas (tampoco es cuestión de acabar con la paciencia del personal). Si al analizar un cuadro hablamos, entre otras consideraciones, de escorzos, claroscuros y perspectivas, ¿por qué no nos remitimos a los modos expresivos afines al cine –léase traveling, contrapicado, iluminación, montaje o lo que fuere- al evaluar una película? ¿Por qué en la valoración de una pieza musical intervienen términos tales como cadencia, compás, tonalidad o dificultad interpretativa y, en cambio, son contados los que aluden a estructuras narrativas o dramaturgia al mentar las excelencias de un largometraje? ¿Por qué si a nadie se le ocurriría tildar a Los girasoles de Vincent Van Gogh de “obra menor” a causa de la aparente trivialidad del conjunto, hay quiénes, con toda suficiencia, aseveran que un “entretenimiento” como Jungla de cristal no puede equiparase cualitativamente a una propuesta “seria”, digamos, La pasión de Cristo? ¿Osaría alguien afirmar que el bellísimo soneto A una rosa, de Luis de Góngora y Argote, en aras de su modesto enunciado, es un poema irrelevante?

Tan plomiza parrafada viene a cuento del reciente estreno de la cinta alemana La ola (Die Welle, 2008), perfecto ejemplo de cómo una idea que a priori puede resultar de lo más atractiva deviene un sonoro fiasco. Pese a partir de una situación real (un curioso experimento educativo llevado a cabo por un profesor de instituto estadounidense a finales de la década de los 60) y el afán de trascendencia y de concienciación que rezuma la misma, no me parece una propuesta bien desarrollada. La supuesta evolución (más bien involución) de un alumnado sensible a los postulados fascistas del Sr. Wenger carece de densidad, con lo cual resulta de todo punto increíble. Amén de ello, el director Dennis Gansel no consigue dotar de emocionalidad a una galería de personajes tópicos y esquemáticos y de situaciones (y desenlaces) previsibles. Si La ola mantiene, no obstante, un leve tono dramático es debido a la labor del actor hamburgués Jürgen Vogel, el cual realiza un estupendo trabajo.