viernes, 7 de noviembre de 2008

JCVD

Desirée de Fez, comentarista cinematográfica de la edición barcelonesa de Guía del ocio, escribe que JCVD es una película en la que Jean-Claude Van Damme se interpreta a sí mismo”. Asimismo, Àlex Gorina, quien también colabora asiduamente con dicha publicación, asevera –eso sí, en el siempre informal contexto de su sección Vicios privados, virtudes públicas- que el filme protagonizado por el actor-artista marcial belga es “el pedazo de cine verité más sincero y conmovedor de nuestras vidas”.

Veo JCVD (acostumbro a visionar todos los largometrajes de Van-Damme que llegan a nuestra cartelera, ya que, por lo común, me resultan bastante entretenidos). Toda expectativa se diluye a poco de haberse iniciado la proyección: la supuesta desmitificación del sempiterno rol heroico que –con escasas variaciones- ha venido incorporando a lo largo de las últimas dos décadas el protagonista de Blanco humano (1993) en pos de una sincera introspección personal resulta tan artificial como cualquiera de sus propuestas precedentes, amén de devenir harto más pretenciosa. Tampoco creo, pese al respetable parecer de los susodichos analistas, que el realizador Malbrouk El Mechri haya pretendido adoptar un tono estrictamente realista. Contando con la participación de los guionistas Frédéric Bénudis y Christophe Turpin, tal cineasta plantea una, a priori, interesante dicotomía entre ficción y realidad: a los imaginarios acontecimientos relatados, la fotografía, en absoluto naturalista, y determinados desplazamientos de cámara (ciertamente estilizados, pero cuyas intenciones narrativas o dramáticas se me escapan) se contrapone la confesión de un afligido Van-Damme que, encuadrado en primer plano, reflexiona sobre su adicción a las drogas y los peligros que entraña la fama. Una suerte de disertación sobre la incidencia de lo mediático en el inconsciente colectivo puntúa de cabo a rabo el metraje. Empero, en ello se queda JCVD. En un mero punto de partida; atractivo pero cuyo desarrollo llega a ser redundante, tópico y aburrido.

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