No juzgues... Donde habitas no es más que un mínimo rincón de esta tierra.
Hasta donde tus ojos llegan
Alcanzan tan poco...
A lo poco que oyes
Añades tu propia voz.
Mantienes bien y mal, blanco y negro,
Cuidadosamente separados.
En vano trazas una línea
Para establecer un límite.
Si hay una melodía escondida en tu interior,
Despiértala cuando recorras el camino.
En la canción no hay argumento,
Ni llamada al trabajo...
A quien le agrade responderá,
A quien le agrade no pasará impasible.
¿Qué importa que unos hombres sean buenos
Y otros no lo sean?
Son viajeros del mismo camino.
No juzgues,
¡Ay!, el tiempo vuela Y todo debate es inútil.
Mira, las flores florecen en el borde del bosque,
Trayendo un mensaje del cielo,
Porque es un amigo de la tierra;
En las lluvias de julio
La yerba inunda la tierra de verde,
Y llena su copa hasta el borde.
Olvidando la identidad,
Llena tu corazón de sencilla alegría.
Viajero,
Disperso libremente a lo largo del camino
El tesoro se reúne a medida que caminas.
Juicio, Rabindranath Tagore
4 comentarios:
me gusta ;)
¡Toma, y a mí!
Gracias por tu participación.
....A mi de pequeña no me cantaban canciones de cuna...Me leian Tagore...Inmortal y perfecto.
Saludos!
Me alegra saber nuevamente de ti, Angelina. De tanto en tanto, me doy un paseo por tu hermoso blog. ¿Te leían a Tagore cuando eras niña? ¡Cuán afortunada infancia tuviste! Tampoco yo puedo quejarme: mi madre me recitaba a Bécquer, a Espronceda, a Rafael de León... y además, me cantaba nanas (¿no está nada mal, verdad?).
Hablando de nanas, ¿conoces las "Nanas de la cebolla", de Miguel Hernández? Preciosos versos. Caigo ahora en la cuenta de que, hasta este preciso momento, no había hecho prácticamente mención alguna al portentoso poeta alicantino en este espacio. ¡¡Con lo que a mí me gustan sus poemas!! Mi próximo post, inexcusablemente, estará dedicado a él. Por ser un muchacho excelente.
Saludos.
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