miércoles, 11 de febrero de 2009

SERRAT AL PALAU

Con toda franqueza, Joan Manuel, no sé muy bien qué escribir. En cuatro ocasiones, contando la de ayer noche en el Palau de la Música de Barcelona, he podido verte en concierto. Sin embargo, la presente ha resultado harto singular, por cuanto he disfrutado de la posibilidad de presenciar tu actuación a escasos metros de distancia del escenario. Paradójicamente, tal suerte de Serrat en la corta distancia, lejos de precipitarme en un abismo de idolatría, ha acrecentado en mí tu dimensión humana, estrictamente personal, con independencia de tu faceta profesional. Me da de lleno en el corazón que, si en vez de haberte ganado el pan escribiendo canciones, hubieses tenido que currar en un andamio o en cualquier otra ocupación, digamos, más mundana, tu intimidad no habría diferido en demasía. Pese a gozar de un notable reconocimiento popular, restas fiel a tus humildes orígenes. Sempiterno Noi del Poble-sec. Dechado de sensibilidad y autenticidad. Topógrafo de gentes sencillas y aconteceres cotidianos. Perspicaz cronista de un tiempo tintado de barbarie fascista. Preclaro ejemplo para quien, con toda admiración, te escribe estas letras. Gracias, poeta-cantor, por haber enriquecido mi vida sobremanera, y, sobre todo, por seguir emocionando a mi tía Rosa y a mi madre como ningún otro artista.

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