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MEMORIAS DE ÁFRICA
Rambla de Canaletes. Madrugada. Àlex y un servidor transitan la misma, despreocupados. Una de las numerosas prostitutas de color que frecuentan dicha vía toma mi brazo derecho. La muchacha, joven y de bastante buen ver, me dice que me quiere. No contenta con ello, dibuja sobre mi espalda con sus tetas el mapa de una remota población africana. Sus ubres, si bien no excesivamente grandes, se insinúan con firmeza, desvelando mis adormecidos sentidos. Empero, me deshago amablemente de ella y, a partes iguales cobarde y prudente, reanudo la marcha. Por unos euros de nada...
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