viernes, 13 de febrero de 2009

EL PODER DE LA PACIENCIA

Dos recientes experiencias cinematográficas me han llevado a reflexionar sobre el incuestionable poder de la paciencia. Os cuento. Si bien –exceptuando Seven (1995)- no me agradan demasiado las películas de David Fincher, voy a ver El curioso caso de Benjamin Button con los mejores augurios, habida cuenta de la excelente impresión que me causó el tráiler de la misma. La primera mitad del filme me aburre soberanamente, dicho sea con todo respeto y franqueza. Me ratifico en mi parecer: admiro la sensibilidad plástica del cineasta, pero no logro participar de ésta. Al igual que en Zodiac (2007), me hallo ante una pulcra y elaborada recreación pretérita de todo punto ajena a mi entramado emocional. Pero hete aquí que la última hora del largometraje –nunca mejor expresado, atendiendo a sus 146 minutos de duración- me emociona por doquier, me conmueve indeciblemente, se me antoja decididamente portentosa. Así, Benjamin Button termina por ser una de las pelis que más me han gustado de los últimos años. Bellísima historia de amor. Id a verla; de veras merece la pena.

Otro tanto –si bien salvada una considerable distancia cualitativa- me ocurre con Valkiria, de Bryan Singer. Me entusiasmó en su día Sospechosos habituales (1994); empero, ninguno de los posteriores trabajos del director estadounidense me provocó excesivas alegrías. Pese a ello, y basándome, una vez más, en las imágenes promocionales de la propuesta, acudo al estreno de la susodicha albergando no pocas expectativas. Transcurridos los primeros 60 minutos de la cinta protagonizada por Tom Cruise, no puedo evitar pensar: “¡Qué bien que filma este tío, y, sin embargo, qué poquito me transmite!”. Tamaña sorpresa me aguarda: iniciada la dichosa Operación Valkiria, la narración, anodina hasta entonces, se carga de fuerza dramática; me tensiona, me mantiene en vilo; sobre el metraje revolotea una sutil y bien entendida influencia del cine de Alfred Hitchcock (véase al respecto el empleo del inserto). En suma, termino dándome de bruces con una buena película.

Tales experiencias, por más que partan de realidades ficticias (al fin y al cabo sólo son películas) me revelan cuán a menudo mi juicio sobre personas, situaciones y cosas resulta precipitado, y, por ende, me hacen saber de la importancia de la práctica de la paciencia. Como dijo Manolo García, “Soy un estudiante de la vida al que siempre suspenden en primer curso”. En ello estoy, pues, aprendiendo, lidiando conmigo mismo, en pos de devenir mejor persona… Mucho curro por delante.


Feliz finde a todo el mundo.

PS: Tomàs, tengo muchas ganas de leer tu comentario respecto a Benjamin Button.

miércoles, 11 de febrero de 2009

SERRAT AL PALAU

Con toda franqueza, Joan Manuel, no sé muy bien qué escribir. En cuatro ocasiones, contando la de ayer noche en el Palau de la Música de Barcelona, he podido verte en concierto. Sin embargo, la presente ha resultado harto singular, por cuanto he disfrutado de la posibilidad de presenciar tu actuación a escasos metros de distancia del escenario. Paradójicamente, tal suerte de Serrat en la corta distancia, lejos de precipitarme en un abismo de idolatría, ha acrecentado en mí tu dimensión humana, estrictamente personal, con independencia de tu faceta profesional. Me da de lleno en el corazón que, si en vez de haberte ganado el pan escribiendo canciones, hubieses tenido que currar en un andamio o en cualquier otra ocupación, digamos, más mundana, tu intimidad no habría diferido en demasía. Pese a gozar de un notable reconocimiento popular, restas fiel a tus humildes orígenes. Sempiterno Noi del Poble-sec. Dechado de sensibilidad y autenticidad. Topógrafo de gentes sencillas y aconteceres cotidianos. Perspicaz cronista de un tiempo tintado de barbarie fascista. Preclaro ejemplo para quien, con toda admiración, te escribe estas letras. Gracias, poeta-cantor, por haber enriquecido mi vida sobremanera, y, sobre todo, por seguir emocionando a mi tía Rosa y a mi madre como ningún otro artista.

lunes, 9 de febrero de 2009

AQUARIUS

Y que cumplas muchísimos más, quilla.

Y que yo lo pueda ver.

Gracias por tu amistad.

domingo, 8 de febrero de 2009

RABINDRANATH TAGORE (1861-1941)

No juzgues...
Donde habitas no es más que un mínimo rincón de esta tierra.
Hasta donde tus ojos llegan
Alcanzan tan poco...
A lo poco que oyes
Añades tu propia voz.
Mantienes bien y mal, blanco y negro,
Cuidadosamente separados.
En vano trazas una línea
Para establecer un límite.

Si hay una melodía escondida en tu interior,
Despiértala cuando recorras el camino.
En la canción no hay argumento,
Ni llamada al trabajo...
A quien le agrade responderá,
A quien le agrade no pasará impasible.
¿Qué importa que unos hombres sean buenos
Y otros no lo sean?
Son viajeros del mismo camino.

No juzgues,
¡Ay!, el tiempo vuela Y todo debate es inútil.
Mira, las flores florecen en el borde del bosque,
Trayendo un mensaje del cielo,
Porque es un amigo de la tierra;
En las lluvias de julio
La yerba inunda la tierra de verde,
Y llena su copa hasta el borde.
Olvidando la identidad,
Llena tu corazón de sencilla alegría.
Viajero,
Disperso libremente a lo largo del camino
El tesoro se reúne a medida que caminas.

Juicio, Rabindranath Tagore

jueves, 5 de febrero de 2009

EL LADO OSCURO

Veo un noticiario televisivo. Un día más, la galopante crisis económica que atenaza al orbe acapara buena parte de la atención informativa. Me aturden con cifras y estadísticas que -¡ay, pobre de mí!- no alcanzo a comprender. El tono adoptado por los responsables de dicho ente mediático, marcadamente catastrofista (diríase preapocalíptico) y convenientemente redundado por una pista sonora harto estridente, me invita a la reflexión: somos adictos a la negatividad, nos recreamos abiertamente en la misma; sencillamente, estamos enfermos.

miércoles, 4 de febrero de 2009

POQUITO A POCO

Poquito a poco entendiendo
Que no vale la pena andar por andar
“Que’s mejor caminá pa ir creciendo”.

Volveré a encontrarme con vosotros
Volveré a sonreír en la mañana
Volveré con lágrimas en los ojos
Mirar al cielo y dar las gracias.

Mirarme dentro y comprender
Que tus ojos son mis ojos
Y que tu piel es mi piel
En tu oído me alborozo
En tu sonrisa me baño
Soy parte de tu ser.


http://www.youtube.com/watch?v=vy7L2qLvNP8

lunes, 2 de febrero de 2009

PARA ZAFONIANOS DE PRO

A mi parecer, Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) es un estupendo novelista. Podría cuestionarle –y, de hecho, le cuestiono- su ocasional empleo de un lenguaje excesivamente afectado y florido; empero, sus sugerentes descripciones ambientales, malsanas y románticas al tiempo, su sensible evocación de una Barcelona pretérita y la particularidad de sus diálogos, mordaces e irónicos por doquier, me quedan fuera de toda duda. Me importa un soberano bledo que se hayan vendido incontables ejemplares de Marina (1999), La sombra del viento (2001) y El juego del ángel (2008). Allá Ruiz Zafón y sus dineros. Y no me avergüenzo en absoluto de haber disfrutado sobremanera de la lectura de dichas novelas.

Dada la simpatía que me despierta la obra de tal escritor, quisiera daros a conocer un par de propuestas que se me antojan harto estimulantes. En primer lugar, cabe saludar la edición de la Guía de la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón (Sergi Doria, Editorial Planeta), la cual transita los escenarios barceloneses en los que se desarrollan las susodichas narraciones. De El Raval al Barrio Gótico; de La Ciudadela a La Barceloneta; de Pedralbes a la Avenida del Tibidabo. A través de diversos itinerarios por la Ciudad Condal (convenientemente ilustrados en planos urbanos), Doria sigue los pasos de Òscar Drai, Daniel Sempere y David Martín. Complementan esta suerte de mapa del territorio zafoniano las pertinentes acotaciones del propio literato, expresamente redactadas para el presente trabajo, así como algunos extractos de la obra del mismo y un hermoso muestrario fotográfico. La segunda oferta, de marcado carácter participativo y, si cabe, aún más amena, viene de la mano de la web cultruta.com, la cual, entre otras rutas culturales, organiza un paseo de tres horas de duración por algunas de las ubicaciones que enmarcan los sucesos detallados en los dos últimos relatos de Ruiz Zafón. De veras merece la pena: el precio de la actividad, más que asequible; el guía, documentado y solícito; y, por si todo ello fuese poco, va incluida una merienda en un café del Barrio Gótico de Barcelona.