jueves, 11 de diciembre de 2008

MISMOS CANES CON DISTINTOS COLLARES

El Señor Fraga, ministro de Información y Turismo durante la Dictadura del general Franco, afirma que habría que ponderar el peso de los partidos nacionalistas “colgándolos de algún sitio”. Días atrás, el Señor Tardà, diputado y portavoz en el Congreso de la formación independentista ERC, clamó: “¡Muera el Borbón!”.

Ambos sujetos representan idearios aparentemente opósitos e irreconciliables; y sin embargo parejos. Amén de abogar por el exabrupto, la hipérbole y la provocación, los dos se muestran partidarios del uso de la violencia, cuanto menos verbalmente. Pese a tales evidencias (ampliamente documentadas por los distintos medios de comunicación), los grupos políticos que dan cabida a los mismos han quitado hierro a sus respectivos asuntos. Flaco favor a los principios democráticos que dichos partidos aseguran abanderar. Resulta a toda luz inaceptable que un político que desarrolla su actividad en un marco democrático pueda expresarse en semejantes términos sin ser severamente reprobado. Cabría incluso especular con la posibilidad de que tan singular dúo fuese sometido a un proceso judicial por incitación a la violencia. Si quienes debieran de ejemplificar ideales tales como respeto, sensatez, templanza y moderación se conducen de esta guisa, ¿qué se nos puede exigir entonces a los ciudadanos de a pie? ¿Nos extraña que haya quienes asesinen en nombre de la “liberación” del pueblo vasco o que se exija que los tanques salgan a la calle en defensa de la unidad de España? Estamos gobernados por auténticos inconscientes. Y es un Milagro que no tengamos que lamentar más muertes.

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